Tierra de Nada

[Todo lo bueno tiene que terminar tarde o temprano. Lo “bueno” siendo los días calurosos de verano y no necesariamente el viaje a recuerdos oscuros, olvidados e incluso futuros que tuvieron que afrontar últimamente. Pero sí, también eso tiene que terminar, y como si el mundo sintiera el cansancio emocional que provocó, los siguientes días son bastante tranquilos. Más fríos, pero tranquilos.

Los primeros fríos del otoño siempre dan ganas de quedarse en casa y hundirse debajo de cualquier manta que tengan cerca. Sin embargo, ha llegado tanta gente últimamente que no sorprendería si hay carencia de frazadas y ropa abrigada. Tienen suerte de que la Gerencia no es tan cruel y decide dejar pilas con mantas en varios lugares extraños. Quizás abran la puerta de su casa y encuentren una en el suelo. O quizás vayan a comprar una hamburguesa y se tropiecen con una pila mientras se lleven su orden. De todos modos, la Gerencia no se hace responsable de cualquier caída o molestia que esto pueda causar.



Tampoco se puede descartar la posibilidad de que la Gerencia se exceda en su buena voluntad y de pronto tengan que lidiar también con un cambio de ropa. A un pijama, o un camisón, o un onesie—si alguien pregunta, es solo para que tengan algo abrigado para afrontar las futuras noches frías de invierno.

Está en cada uno decidir si quedarse en casa para evitar que alguien los vea en pijama o calzarse una manta a los hombros y salir a ver la luna llena esta noche.]