Tierra de Nada

[Siempre es bueno un poco de tranquilidad luego de días ajetreados, y esta última semana no ha sido nada sino tranquila. Las preocupaciones como los cortes de energía, las invasiones o la limpieza de cadáveres de monstruos gigantes parecen haber quedado atrás, y haber dado paso al último tercio del verano, con sus días más templados, pero aún cálidos y verdes, con perezosas y melancólicas tardes, perfectas para salir a tomar una siesta bajo los árboles luego del almuerzo.

Sí, una siesta... Una agradable siesta para compensar por esa mala noche de sueño. Tal vez lo has notado (tal vez no eres el tipo de persona que tiene problemas crónicos para conciliar el sueño), pero desde hace unos días, dormir por las noches se ha vuelto... menos sencillo. Puede ser que haya comenzado con un par de vueltas más en la cama antes de poder quedarse dormido, con algún pensamiento inesperado que te tuvo entretenido unos minutos de más, con alguna cosa que en su momento pareció inofensiva y nada fuera de lo común, hasta que ahora haces un ejercicio en retrospectiva.

Sí, porque ahora, sin importar cuánto te acomodes, no podrás evitar notar ese bulto en el colchón que parece duro como roca contra tu columna. Sin importar cuántas almohadas pongas sobre tu cabeza, el canto del grillo o el ulular del búho te parecerán un ruido ensordecedor. Sin importar cuánto patees tus sábanas, abras tus ventanas o te quites el pijama, estará demasiado caluroso para dormir. Sin importar cuántos vasos de leche tomes, no calmarás tu mente lo suficiente como para dejar de hacerte preguntas filosóficas sobre la vida, regodearte en tus temores más profundos o inspirarte con una idea brillante como no lo hacías hace años. Sin importar cuántos libros leas para intentar distraerte, no podrás evitar recordar todas las cosas vergonzosas que has hecho en los últimos diez años y que seguramente nadie más que tú notó, pero que te mortifican hasta el punto del insomnio.

Una vez que el reloj inexorable marque las tres, las cuatro, las cinco de la madrugada, quedará claro que eso es lo que es: una noche de insomnio. Otra más.

Al menos, por la cantidad de personas que has visto con ojeras como las tuyas en el día, o la gente rondando por tu casa, por la calle a estas horas inhumanas de la noche, tienes el consuelo de no ser el único insomne.

Y, ¿sabías que es en las horas de la madrugada cuando las personas son más proclives a compartir sus secretos y sus pensamientos más privados? Un dato curioso, que seguramente te sentirás en ánimo de comentar, además de otras cosas, bajo la suave luz de esta luna creciente.]

((¡Post de insomnio! Ya va al menos una semana en que sus personajes tienen dificultades para dormir. Si quieren que les sea más fácil compartir secretos queda a opción de cada quién, enjoy. ♥))