Jan. 7th, 2014 at 7:26 PM
[Puede oír el sonido de música y risas del otro lado de su puerta, y ya no le queda nada por hacer ante el fogón, así que se seca las manos. Hora de supervisar como está yendo todo, ahora que finalmente terminó, ¿no?]
[Sale de la cocina disimuladamente, arreglando bien su chaqueta y su delantal. No puede evitar sonreír al observar la escena desde el pasillo, sin entrar aún a los comedores, deleitándose en la muestra de mil colores en las mesitas dispuestas. El aroma de aperitivos y antipasti y salsas caseras de toda clase danzan ante su nariz. Y se siente tan, tan contento de poder estar mirando su comida servida.]
[No falta su receta mejorada de bruschettas, ni una serie de canapés para todos los gustos, con ingredientes típicos de Verdemare. Hay bolitas salteadas de arroz con castañas. Hay brochetas y quiches con de tomatillos, champignones, trufas, berenjenas y zuccini asados. Hay una fuente grande con rollitos de prosciutto (que preparó pero no come porque a su grandmére le daría un patatús si lo viera comiendo cerdo), y coctéles de camarones (que sí come porque su grandmére era muy judía, pero también muy francesa, y una mujer de Marseille diciendo que no a los mariscos es impensable). Abundan los panecillos dulces y salados con hierbas de todo tipo, como el romero o la albahaca, para untar en la mesita de las salsas. Y los quesos, por supuesto. Quesos locales, quesos traídos de más al norte, curados, o añejados; y parmesano en cubitos salteado con canela.]
[Te busca entre la multitud, nervioso. Hay que servir las pequeñas porciones de muestra de sus pastas antes que se enfríen, ¿no? Sería una pena que perdieran sabor, las amasó por la mañana junto con el pan, y...]
[(Y quiere verte. Y darte las gracias, porque en serio.)]
[Sale de la cocina disimuladamente, arreglando bien su chaqueta y su delantal. No puede evitar sonreír al observar la escena desde el pasillo, sin entrar aún a los comedores, deleitándose en la muestra de mil colores en las mesitas dispuestas. El aroma de aperitivos y antipasti y salsas caseras de toda clase danzan ante su nariz. Y se siente tan, tan contento de poder estar mirando su comida servida.]
[No falta su receta mejorada de bruschettas, ni una serie de canapés para todos los gustos, con ingredientes típicos de Verdemare. Hay bolitas salteadas de arroz con castañas. Hay brochetas y quiches con de tomatillos, champignones, trufas, berenjenas y zuccini asados. Hay una fuente grande con rollitos de prosciutto (que preparó pero no come porque a su grandmére le daría un patatús si lo viera comiendo cerdo), y coctéles de camarones (que sí come porque su grandmére era muy judía, pero también muy francesa, y una mujer de Marseille diciendo que no a los mariscos es impensable). Abundan los panecillos dulces y salados con hierbas de todo tipo, como el romero o la albahaca, para untar en la mesita de las salsas. Y los quesos, por supuesto. Quesos locales, quesos traídos de más al norte, curados, o añejados; y parmesano en cubitos salteado con canela.]
[Te busca entre la multitud, nervioso. Hay que servir las pequeñas porciones de muestra de sus pastas antes que se enfríen, ¿no? Sería una pena que perdieran sabor, las amasó por la mañana junto con el pan, y...]
[(Y quiere verte. Y darte las gracias, porque en serio.)]