World is Mine

¿Cuanto tiempo había pasado desde la última vez que había invitado a alguien a su casa? No lo recordaba, quizás necesitaba comprarse nuevas pastillas para la memoria. El punto era que, tras pasar algunos días con sobrecarga de estrés, decidió que era tiempo de estirar las piernas y salir de paseo en compañía de alguien.

La tarde anterior había estado llamando a varias naciones, preguntándoles acerca de su disponibilidad por si desearan ir a recorrer su casa de forma completamente gratuita (a excepción de la comida), y ofreciéndose él mismo como guía. Las respuestas fueron muy similares: todos estaban ocupados por diversas razones y nadie podría hacerle una visita hasta, al menos, finales del mes. Cuando creyó que quizás acabaría pasando el resto de la tarde sin la compañía de nadie más que de su fiel perrito Pochi, finalmente halló a alguien que decía estar disponible y que acudiría sin dudarlo (siempre y cuando la comida fuera gratis, de lo contrario no sería muy divertido). Ligeramente animado, asintió con la cabeza para luego brindar la hora y el lugar de encuentro.

Pochi levantó la cabeza observando a su dueño casi de forma interrogante. Japón (a pesar de su rostro inexpresivo) lucía ligeramente más animado que minutos antes. Finalmente, tras mucho tiempo encerrado sin hacer nada productivo, tendría la oportunidad de volver a pasar el rato con alguien de forma amistosa.

- ¡Daré mi mejor esfuerzo!

Al día siguiente se levantó una hora antes que en su horario habitual. El sol ni siquiera se asomaba y tanto Pochi como las prefecturas permanecían profundamente dormidos. Había decidido levantarse más temprano para acabar con sus responsabilidades más rápidamente y así únicamente centrarse en su invitado. Preparó un par de bentos super completos y finalmente, cuando ya faltaban pocos minutos para la llegada del mediodía, se dirigió al lugar acordado.

[Y había llegado temprano a golpear la puerta, pues tenía muchas cosas que hacer el día de hoy en la ciudad. Y como ya lo había decidido, Alemania lo acompañaría, pues la ciudad suele ser un lugar confuso y mejor prevenir. No había considerado el preguntarle antes, pero esos son detalles.

Tenía su lista de compras y su dinero. Sólo esperaba que alguien le abriera la puerta.]

Usted está aquí.

Era un día frío, su visitante había decidido quedar ahí con él. Realmente no entiende porqué, si bien no es un mal lugar, tal vez viniendo desde tan lejos hubiera preferido encontrarse con algo más interesante, más llamativo para probar distintas atracciones canadienses de las que él se sentía orgulloso y siempre incluía en sus guías de viaje.

[Hoy no iba a ser un día aburrido, hoy tuvo una gran idea como siempre Prusia, gracias a que llego un momento que de recolectar tantos objetos misteriosos, ya no había más espacio para vivir en la casa. La verdad no había nada en malo de eso para él, solo que no vivía solo, si no también es la casa de Alemania y ver a West enojado, pffft...

Entonces decidió hacer una venta de garage. Sacó todos los objetos de la casa e hizo algunos letreritos, también lo público en su blog y envió e-mails a todos, incluso de preocupo para que no quedaran en la bandeja de correo no deseado.

Ahora son libres de dar un vistazo, preguntar por algo especifico o que les ofrezca algo. Pueden que tengan suerte o no, hay desde cosas antiguas a otras desconocidas.]