El Rincón Azul

[Entró a la habitación algo cansado, luego de haber ido hasta la montaña para poder cuidar de sus árboles y de entrenar varias horas en el bosque. Pasó su mano por su cabello distraídamente, parpadeando confundido al notar que su jefe no había llegado a la habitación todavía.

Y ya era algo tarde...

Bueno, probablemente no faltaba mucho para que llegara, además de que su jefe sabía cuidarse solo, porque su jefe era muy fuerte comparado con lo demás. Si... no había nada de qué preocuparse…

Aunque, solo por precaución, Gokudera decidió que iba a ir a buscarlo si no llegaba en los próximos quince minutos. Después de todo, no se perdía nada con ser precavido y no, no estaba siendo exagerado, claro que no.]

[Va mirando a todos lados en la calle, como buscando algo o a alguien. Bueh, de nuevo se quedó sólo, pero no es su culpa porque su amiga tiende a escapar de su vista en sólo minutos.

Y llegó al lugar donde ~cree~ que pueda estar, aunque... realmente se le ve temeroso dudoso de entrar allí.

Inhala y toca dos veces antes de llamar y abrir la puerta.]

E-Eh... ¿I-Pin, estás aquí?

[Es bueno tener un taller para él solo. O una especie de taller, no importa mucho mientras tenga espacio para sus cosas y no tenga que soportar a la bola de idiotas que trabajan con él.

Bien, de acuerdo, su taller será más una especie de oficina particular algo pequeña (no por el espacio, sino por la cantidad de herramientas, partes, cables y aparatos que tiene desperdigados por todo el lugar), pero no se queja. No mientras nadie vaya a molestarlo.

Y en ese “nadie” su jefe totalmente está incluido, gracias.

Así que, no importa que ya sea bastante tarde y haya terminado su horario de trabajo. G igualmente sigue en su “taller” peleando contra su nueva invención, y más vale que nadie se atreva a distraerlo.

NADIE.]

[Cierto tiburón de cabello plateado se encontraba en ese momentos sepultado en papeles en una habitación algo alejada de las que usaban normalmente los de su equipo.

¿La razón?

A su Estúpido Jefe Bastardo le había parecido de lo más divertido dejarle todo su maldito trabajo a él. Y su habitación y oficina usuales estaban practicamente destruidas gracias al último intento fallido de asesinato contra el mocoso ilusionista por parte tanto de Levi como de Bel, cuando él se había encontrado en una misión al sur de Italia.]

¡VOOOOOOOOOOOOOOOOI! Cuando ese par de tarados regresen de esa misión ¡LOS VOY A MATAR YO MISMO!