Inquieto y demasiado curioso para mi bien. Desde siempre. Me salvé de que me asesinaran cuándo tenía dos años porque el asesino dejó la puerta abierta, y gateé desde la casa de mis padres biológicos hasta mi cementerio. O eso me contó mi mamá.
[Frota su pulgar contra tu cintura despacio, sin verte directamente, hablando suave]
A lo que me refiero es... no me da miedo conocerte. Ahora, si llego a conocerte de pequeño... me gusta saber de ti. Presente, pasado, futuro.