Algo que aprendí con los periodistas curiosos. Da historias ridículas que se contradigan para que nunca sepan la verdad. Puedes decirles la verdad hasta que estés rojo en la cara, o dales historias ridículas que se contradigan. Se ven peligrosos o sospechosos: bien, digamos que son los herederos al trono de Imaginolandia y siempre están al pendiente de que los atrapen. Podemos decir que Solo es el príncipe, y nosotros somos sus guardaespaldas. En otra, mmm... ¿actores? Podría ser.