¿Eso es todo? Un buen truco para intentar distraer a tu oponente, pero no funcionará conmigo.
[Sin embargo te dio el gusto de soltar tu espada cuando se aseguro que esta sería inutilizable gracias a como torció por completo su hoja, pero no dejo que te escaparas por tu propia cuenta; cómo seguramente tu tampoco podrías ver nada gracias a la cortina de nieve decidió usar tu distracción en tu contra, aprovechando de dar una rápida y fuerte patada en tu pecho para lanzarte unos metros más adelantes de ahí.
Se limpió un poco la nieve que cayó encima de él antes de volver a dirigir su mirada hacia ti, acercándose a paso lento pero seguro.]
Supongo que no hay mucho que puedas hacer sin tu juguete ahora, ¿No es así? [Hablo pausado, sin dejar de verte.] Entonces, te enseñaré porqué tienes que temerle a los demonios.