[Gruñó ante ese intento de alejar su espada de ti, que resultó inútil aunque sostuviera la empuñadura con ambas manos. Sus ojos se abrieron por completo al observar como a medida de que te ponías de pie, la hoja cerca de donde se encontraba tu mano cambiaba de color hasta enrojecer.
No iba a rendirse con eso. No.
Aprovechó la gran cantidad de nieve que se encontraba al rededor de ambos y la distancia gracias al largo de la espalda para patear la nieve, así cubriría tu visión o por lo menos funcionaría como distracción mientras hacía un último intento de sacar su arma de entre tus garras.]