[Toma al perro para apartarlo con cuidado, dejándolo otra vez a un lado en la cama.]
Ahora no, Yermak. [Luego te mira un momento, y mueve su mano al cuello de tu ropa para abrirlo y exponer un poco más tu pecho, acomodando tus mantas de modo que no te cubran arriba de la cintura.]
Necesitas refrescarte. Ya regreso. [Se pone de pie para ir a buscar algo.]