[Voz de narrador en off: Al salir el sol, el gallus gallus domesticus recibe el nuevo día con su característico canto, buscando atraer a las pocas hembras que pululan tras la anterior incursión a este nuevo hábitat, o retar a los machos que aún quedan tras las varias peleas, avisándoles de esta forma que no permitirá que entren a su territorio.
Poco sabe que su llamado atraerá a otro macho, pero no precisamente para una lucha de poder, o al menos la que este magnífico espécimen espera. No, este macho en particular es un depredador. El mortífero sovieticus perilurso perilus ha seguido sigilosamente el rastro del ave de corral, y ahora se agazapa tras un arbusto, astutamente fuera del rango visual de su presa, los músculos tensos y preparados, esperando el momento justo en que el desprevenido gallo baje su guardia para saltar y romper su cuello en un movimiento veloz, brutal y eficiente. Luego de haber reclamado su trofeo, el letal ejemplar lo llevará de regreso a su guarida para alimentar con él a sus compañeros enfermos.
Es la inminencia del desenlace. Es la necesidad de una sopa de pollo. Es otro día de la supervivencia del más fuerte en la Tierra de Nada.]