[Ladea el rostro, mirándote fijo a lo primero.] ¿Tío? ¿No padre?
Estoy orgulloso, esa es una buena lección que enseñar a la primera infancia. La desconfianza. [Pero se ríe, molestándote, devolviéndote ese empujoncito con el codo antes que se ponga a llorar]