[¿A dónde vamos?, le pregunta la chica, pareciendo más extrañada que descolocada.
A casa. Mi casa, responde Hannibal. Pensé que podrías disfrutar si cocino para ti. Te traeré de regreso antes de la hora de dormir.
La chica le pregunta si puede dormir en su casa, que en esta habitación tiene pesadillas. Hannibal le dice que tiene que dormir en su habitación, y cuando ella puntualiza que esta no es su habitación, le pide que le hable de sus pesadillas.
... Marisa me envía fotografías por mensaje de texto. Son escenas de crimen, de Nicholas Boyle, destripado, dice Abigail, perturbada.
Como tú lo dejaste, y la simpleza con la que Hannibal dice eso, identifica a la chica como la autora de un homicidio, puede resultar sorprendente.
Abigail no parece sorprendida. Parece angustiada.
A pesar de está muerta, tengo miedo de que Marisa le diga a todo el mundo que los maté, que piensen que soy como mi papá. Hace una pausa, y luego dice: Lo siento. No puedo hablar realmente de esto en terapia grupal.
No tienes ese lujo, Abigail, dice él, luciendo calmado, para nada sorprendido con que la chica hable de matar gente.
Supongo que tengo que acostumbrarme a mentir, dice ella, soltando una risa sin humor, levantándose de la cama.
Hannibal sonríe sutilmente, mientras ella busca su abrigo, y él mismo se levanta.
Sólo tienes que mentir sobre una cosa. Y cuando estés conmigo, no tienes que mentir sobre nada.]