[Agradece mucho que quieras escucharla de por sí. Respira profundo antes de empezar.] Es... algo larga. Con mis amigos, mi familia, crecimos en una zona marginal. La delicuencia es una profesión más. No te voy a decir que no tuvimos otra opción, hasta cierto punto... es la vida que elegimos.
Yo probé en algunos trabajos, unos donde me pedían no ser la persona que soy, otros donde el abuso era moneda corriente, y al final, cuando las personas que más quería entraron en negocios no tan legales, los seguí. [Hace una pausa y te mira fijo.] No te voy a mentir, no somos santos. Tenemos códigos sí, no nos metemos con la gente laburadora, ni con abuelos ni con chicos. Pero estoy lejos de tener las manos limpias.