[Ese sentimiento sigue ahí, incluso en el siguiente recuerdo, aunque la situación es muy distinta, tensa. El hombre del casco y el del anillo están discutiendo, en un descampado al lado de un auto destruido y con dos muertos en el suelo.]
[Ella está apoyada en el auto, mirándolos como si ya hubiera escuchado esta discusión mucha veces. El Faisán guardándose merca, mandándose una cagada, que después las tengo que arreglar yo se queja el Federico.]
[Yo no te pedí ayuda.
No, fue ella, que por lo menos tiene dos dedos de frente. Y ahora el Fede la señala y le habla. Y es la última vez que respondo. Ya está grandecito este pelotudo para que le estemos entre todos limpiando los mocos.]
[Antes de que pueda responder, llega el Super, casi de la nada y con un golpe pesado sobre el suelo. Enseguida calma los ánimos, se carga los cuerpos al hombro y le ofrece al Faisán un aguantadero para que se esconda, pero haciéndole saber que se va a ligar una buena por esta. A él no le discuten, sólo el Fede le planta cara y parece que tienen toda una conversación de miradas y giros de cabeza.]
[Y ella... el sentimiento de confianza y lealtad por este hombre en particular lo envuelve todo, mientras se despide con un simple Para eso estoy antes de desaparecer con los cadaveres.]