[Hay alguien que habla, y habla, y habla. No se distingue lo que dice, pero parece fascinado, encantado con todo esto, y sólo quieres que se calle de una vez.]
[No, en realidad lo que quieres es que se detenga. Él, el dolor constante, la humillación y el horror de no poder hacer nada. Que se detenga todo. Quieres morir, a toda costa, y lo ruegas una y otra vez, en tu mente, a un Dios que no escucha, que te deje ir, que te deje libre.]