[Llegan a decidir un nombre para Eli, uno que suena bien para él, mejor que el original, que no alcanzarás a comprender del todo porque el mareo está aumentando y para no godmodeear y exponer tanto a Eli.
Pero pronto todas esas ideas sobre héroes y nombres empiezan a pasar a segundo plano, porque empezarás a preguntarte si cometiste un error. Tu corazón está prácticamente martillando contra tu pecho, y tu visión se distorsiona así que cierras los ojos. Te sientas de golpe, seguro que vas a vomitar, pero las manos de Eli te empujan de nuevo contra la cama y te sostienen ahí.
Recuerda lo que hablamos, dice Eli. Algo sobre luchar. Sobre voluntad. Pero no logras escucharlo del todo, no sobre el sonido de tu pulso contra tus oídos, y ya no te preguntas si esto fue un error o no, porque estás seguro de que lo es.
Es el método equivocado, la parte racional que queda en ti se da cuenta. No debí haber anestesiado mis sentidos.]