[Y él también quiere reír, de puro alivio y sorpresa y porque es... ridícula, la forma en que Holmes se pone a balbucear cosas. Pero se pone de pie, sujetándolo mientras dice incoherencias sobre un sueño y él y su esposa y su perro, y un pony satánico. Le pregunta de pronto qué le administró, y Watson dice simplemente: tu regalo de bodas.
Y luego ante distintas quejas y preguntas desorientadas lo guía a sentarse para sacarle una gran astilla de madera sobresaliendo de su tobillo, y le pasa un frasquito para que beba.
Holmes la recibe, bebe, y luego lo señala: ¿Me llamaste "bastardo egoísta"?
Probablemente, responde Watson, sin inmutarse. Y entonces le quita la astilla de un tirón, y cuando Holmes va a putearlo, lo mira con severidad: Compórtate.]