[Es un dolor que nunca la ha dejado. Se ha grabado tanto como los gritos en su memoria. Y cada vez que su cabeza le hace creer que su padre la llama por los pasillos del palacio, vuelve otra vez multiplicado.]
[No tardan en llegar guardias, moviéndola a un lado. Los gritos no se detienen, nadie se atreve a tocar a la mujer en el suelo. Y es con esos gritos todavía resonando que el sueño comienza a perderse lentamente.]