[El escuchar ese nombre, ver el cuchillo que la mujer deja con ella, ese reconocimiento hace que haga un eco con sus propios sentimientos - de querer protegerla, tener que saber que nada le hará daño...
Esa intensidad de emociones hace que sean sus propios recuerdos los que se apropian de la escena, y no podrían verse más diferentes. Donde antes todo estaba oscuro y sombrío, aquí están bajo la luz del sol, caminando por el sendero de una montaña rodeados del verde de la naturaleza.
A él le divierte, pero la personita que lo sigue no está tan fascinada, si bien no deja de caminar cerca. No conoces a esta chica joven que ahora lloriquea, medio en broma, sobre los bichos en el ambiente, pero cuando él voltea a verla te invadirá igual una sensación abrumadora de afecto hacia ella. Entre una gran felicidad y familiaridad, y un dolor intenso, profundo.
Le dice que deje de enfocarse en bichos, y se acerca para darle unos binoculares, señalar un pájaro colorido más adelante. Ella le pregunta el nombre, y él hace un par de intentos por inventar uno, antes que ella se ría y le diga que no tiene idea, dándole un empujoncito juguetón.]