[No preguntes cómo, pero encuentras una excusa para obtener algo que quieres y terminas colándote en la ducha de otra persona, de otro hombre. El tono con el que se hablan es cómplice, como de que esta no es primera vez que terminan así.
Te sentirás abrumado por tanta atención, por sus besos, por sus caricias. La forma en la que te acorrala contra los cerámicos del baño. Consigues lo que quieres, pero al mismo tiempo el pecho se te aprieta y empiezas a cuestionarte si ha sido una buena idea repetir esto.]