[Debería, gracias. No va a ayudar que esa persona - un adolescente, ya más cerca de estar llegando a una supuesta adultez que de la niñez - finalmente lo note a él escuchando, su rostro enrojeciendo al punto de ser cómico. Grita mucho más, ahora puros insultos, y sale corriendo a perseguirlo, saltando por esa ventana a buscarlo.
Él corre para perderlo de vista, pero tiene la mala fortuna de tropezar en el camino. Ese pequeño error le cuesta no sólo arruinar un poco su ropa elegante, sino ser atrapado por el otro chico, que le da un puñetazo en la cabeza.]