[Te sientes un poco inquieto, tienes una idea de a dónde va esto pero no quieres reconocerlo directamente.
¿Qué quieres entonces, Quill? Vamos escúpelo de una vez, ¿no ves que estoy ocupado arreglando mi nave?
Mi nave.
El rubio gira los ojos con fingida molestia y sacude la cabeza, su expresión suavizándose.
Vi lo que hiciste, arreglaste el adaptador de mi cuarto para que pueda usarlo con mi Zune.
No está mintiendo, y sabes la razón por la que lo hiciste pero no vas a admitirlo. Desearías poder hacerlo, ser más honesto, pero estás evadiendo antes de que puedas reaccionar.
Si, bueno, ya estaba cansado de verte lloriqueando por toda la nave desde que perdiste tu otro patético dispositivo... ¿cómo dijiste que se llamaba?
Mi walkman.
Sí, eso. Además te la pasabas acaparando la música sólo para tí; el espacio es muy silencioso, la nave es muy pequeña, y solo hay un cierto número de sonidos que quiero escuchar viniendo de todos ustedes.
Flark... ¿por qué siempre terminas haciendo eso? ¿Por qué no puedes ser sólo honesto por una vez? Admitir que hiciste algo agradable por alguien porque lo consideras tu amigo, uno de los mejores que has tenido. Sabes que tienes que cambiar eso-- quieres cambiarlo, pero no es tan fácil...
Aunque un vistazo al rubio ayuda a deshacer ese nudo que se había formado en tu pecho, no te está mirando con reproche, es como si pudiera ver a través de tu mezquindad. Y eso te asusta tanto como te consuela.
Sólo quería decir que realmente lo aprecio, hombre. Gracias, Rocket, de verdad.