[Quizá lo único bueno de estar bajo el efecto de su propia cabeza es que ella no la afecta tanto en estos momentos. No a menos que tenga encima toda su atención. Pero el miedo, ese sí es imposible de evitar, sus cicatrices arden con él.]
[Lo que tampoco puede evitar es lo que está sucediendo. La voz de nuevo, y como es costumbre, los pedidos de piedad, los gemidos de dolor. Un hilo de sangre en el centro de la sala que poco a poco se vuelve un charco.]
[No puedes hacer nada. No dejes de mirar. No reacciones. Eres una chica de hielo. Si sabe que te afecta, sólo será peor.]