[Al menos a ella nunca le ha funcionado. Sólo lo hace más tolerable. Más sencillo pretender que no puede ver como el cordel crece y crece hasta volverse un charco.]
[Desde el centro se oyen gritos, palabras indescifrables, pero llenas de angustia, un pedido de piedad. La voz femenina vuelve a hablar, y el pedido se apaga hasta ser un gemido de dolor. El charco de sangre crece.]