[Sí, su corazón que late rápido, mientras él se mueve lento pero seguro, completamente alerta. El chico (porque es un chico, aún) que avanza casi acuclillado junto a ti, apenas se distingue de su entorno, entre la oscuridad y el hecho de que su uniforme y su rostro están cubiertos de lodo también. Hay un casco sobre su cabeza, y una expresión determinada y feroz, y cuando sus miradas se cruzan, asiente una vez en tu dirección, como lo habría hecho con uno de sus compañeros de redada.
Porque eso es lo que esto es. Una redada de trincheras.]