[Latidos, sí, latidos que van aumentando en volumen, y ya no son sólo latidos sino que suenan como... explosiones. Lo curioso es que la oscuridad que les rodea se ilumina apenas, mostrando un cielo nocturno gris sobre sus cabezas, el contorno de una especie de pequeño desfiladero a su alrededor. No, no, un pasillo muy alto de tierra...
La respiración sigue cerca, eso sí. Laboriosa, mientras alguien junto a ti avanza por el barro, intentando hacerlo lo más sigilosamente posible.]