[Vuelve a soltar una carcajada, pero el sonido es más... frío. Más cínico.]
Realmente estás empecinado en darme una lección, ¿no? [Sonríe de nuevo, pero su sonrisa es más afilada, sus ojos más oscuros-- y tal vez de pronto sientas que no puedes moverte.] Bien, entonces. Juguemos.