[Un verdadero demente, si le preguntas a personas razonables como él. Se niega rotundamente a hacer ejercicio, en especial a esas horas de la madrugada (según él), pero ahora no puede dormirse así que sale por el pueblo a caminar después de pasar por la panadería a comprar un café. Que el café hecho por otro siempre es más rico que el propio.]