La mano perdida hizo eso. Se desangró. [Pausa.] Pero antes de eso hizo que me quebrara un nudillo, mató al padre de una amiga, amenazó a la gente que quiero y me disparó a quemarropa, así que digamos que no encontré muchos motivos para lamentarlo, realmente.
[Y lo hubiera matado él mismo, si hubiera podido. Ganas no le faltaban.]