[Para alguien que (de momento) sólo tiene unas relativamente sobrias orejitas de conejo, parece bastante tenso y nervioso. Es que por una vez La Gerencia decidió que no se pase el día durmiendo y escondido, así que de una vez puede probar su anillito anti-quemarse-horriblemente-en-el-sol.
El estar protegido no cambia que hace años que no ve la luz del día, y no puede evitar el nerviosismo acorde.]