[... Ah. Alcanza a escuchar, a sentir eso, y se detiene un momento, casi como si hubiera recibido un golpe. Se queda viéndote de regreso, absolutamente fascinado y abrumado, antes-- antes de conseguir reaccionar. Es vital que no se demore, que te comparta su sangre antes de que tu corazón se detenga.
Así que se arremanga, y te ofrece su muñeca para que la muerdas.]