[Sigue mirándote con expresión endurecida, y ahora casi cautelosa... la verdad, es que está confundido. No entiende qué pretendes apareciendo así. Le dijiste que se matara, y ahora que va a hacerlo, ¿de pronto se te ocurre aparecer?]
Jódete, Cardale. [Lo descoloca un momento llamarte así, lo natural y a la vez incorrecto que se siente. Pero su enojo ocupa más su atención en este momento.] Te dije que no quería verte de nuevo. Y yo también puedo tomar mis propias decisiones. Ahora, vete.
[Dice eso último retrocediendo y volteando para avanzar al altar de nuevo.]