Piénsalo. [Habla contra tu cuello, rozándolo con sus labios.]
Siempre estás privándote de beber, sufriendo por tu sed, por no querer atacarlos a ellos. [A los humanos.] Pero si estuvieras conmigo, no tendrías que preocuparte de eso. No necesitarías beber de nadie más que de mí.