[Lo descoloca como un segundo, eres un ridículo - pero vuelve a apuñalarte una, otra, otra vez, hasta que queda salpicado en tu sangre, sus ojos más brillantes, sus colmillos más notorios... El olor de tu sangre, la sensación de la misma sobre su piel donde lo salpica, en su mano que ahora sujeta el cuchillo enterrado en tu cuerpo, lo están mareando.]