[Se separa un poco, sus labios y colmillos manchados de sangre. Se permite mantener tu sangre en su lengua unos segundos también, como lo haría un catador, cerrando los ojos antes de tragar.]
[...] Debo admitir que ese sazerac cortesía de monsieur de Lioncourt fue el toque de agraz perfecto para resaltar tu sabor esta noche. Le debo un agradecimiento.