[Te mira. Y sí, cree entender ahora qué intentas decirle. What even.
Pero necesita confirmarlo, y por eso se acerca un paso lento y alza lánguidamente una mano a tu rostro, en una caricia a tu mejilla que implica rozarla con sus puntiagudas uñas.]
Jaskier, querido. Luz de mis noches, perdición de mi corazón. ¿Por qué no me dices lo que estás queriendo decirme? [Basta de rodeos, no tiene paciencia esta noche.]