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Todos lados || Eclipse de luna
[Esta noche es una noche especial. Probablemente puedan sentirlo durante el día, presentirlo de alguna extraña manera. Un cosquilleo en la nuca, una sensación de opresión en el pecho, un dolor de cabeza, la piel de gallina, las manos frías. Ominoso, vago, como si algo estuviera por pasar, pero sin saber qué.

Con la llegada de la noche, la sensación aumentará. Pero no se preocupen, porque también obtendrán sus respuestas.

Tal vez es ese aura dorada del otoño que hace que la luna se vea inmensa como una moneda de oro al salir, hipnótica, brillante y cargada. Y puede ser que los más entendidos en los asuntos de ciencia puedan explicarlo como un fenómeno común, parte de los trucos de la atmósfera y la luz, que nos dan la impresión de colores y tamaños engañosos, como en un espejismo.

Pero... es extraño. Porque, a medida que avanza la noche, la luna no parecerá perder su tamaño ni su misterioso resplandor. De hecho, casi parecerá cada vez más intenso, este color dorado, casi pardo, luego un poco anaranjado, y ahora casi rojizo...

Ah. Eso es. Es un eclipse lunar. Una luna roja. Una luna de sangre.

... Por supuesto, puede que ese último nombre no sea demasiado auspicioso. Los más supersticiosos lo tomarán como un mal augurio, pero en la opinión de la H. Gerencia, esa es una visión limitada. La luna, después de todo, tiene más de una cara, como todo en esta vida. Una que vemos... y otra oculta. Y tal vez el oscurecimiento de su cara luminosa sea una oportunidad para que todo aquello que está en la sombra pueda por fin tomar protagonismo, liberarse del dominio de lo que siempre vemos.

El otoño es una época para dejar caer, para soltar, después de todo. Y qué mejor manera de honrar a esta estación, y a esta luna, que soltando aquello que usualmente mantenemos oculto. Que perdiendo un poquito el control de nuestra sombra.

Así que... ese dolor de cabeza, ese cosquilleo, esa opresión en el pecho comenzarán a deshacerse a medida que el eclipse va ganando poder, y su energía se convertirá en algo más. En unas ganas locas de bailar y cantar, tal vez. En un antojo imposible de ignorar. En un deseo casi compulsivo de hacer aquello que siempre te prohíbes a ti mismx hacer. Gozar, llorar, beber, reír, besar, golpear, amar, matar. Cualquiera sea el control que usualmente logras mantener, esta noche, bajo el influjo rojizo de la luna, lo perderás.

¿Nuestro consejo? Déjate llevar. Fluye con la marea. Vive esas pasiones con esa intensidad que sueles temer, porque esta noche no hay espacio para el temor, o la vergüenza, o la culpa. Todo eso son un problema para más adelante, cuando la oscuridad termine de cubrir la luna y esta recupere su luz de siempre. Entonces tendrás que enfrentar las consecuencias de lo que hagas esta noche, de la sed que sacies, pero ahora no debes (ni puedes) pensar en ello.

Al menos, consuélate: no estás solx en esto. Y si se te ocurre ponerte a aullarle a la luna, sólo porque puedes, probablemente más de alguien decida aullar contigo.]

((¡Post de eclipse y desinhibición! La pérdida de control durará lo que dure el eclipse, llegando a su cúspide cuando el eclipse sea total, y luego menguando cuando el eclipse mengüe también. Go crazy, literalmente. 🌚))