[No se sobresalta ni nada. Es más, se pone a responderte dándote aún la espalda, con total naturalidad, y tomándose el tiempo para escurrir un poco su saco antes de meter la cabeza dentro.]
Quizás no te hayas dado cuenta, pero hay goteras. Y yo no pienso romperme el cuello subiéndome al techo a arreglarlas.