... Sí. [Baja la mirada a su plato, que está vacío y ni cuenta se dio de cuándo terminó de comer. Piensa en sus compañeros que siguen metidos en las trincheras, preguntándose cuántos más habrán muerto en este rato, y siente una punzada de culpa al pensar que en cambio él está aquí, donde sea aquí, bañadito y con la panza llena y en ropa cómoda.]