[No. Basta. No hagas eso. No tienes-- no tienes derecho a verte triste o dolido por esto. No cuando tú tienes la culpa, tú la engañaste todo este tiempo--]
Todavía no lo entiendes, ¿no es así? No es tu decisión. Es-- [Abre y cierra la boca un momento, con los ojos brillantes y la voz temblándole de pronto de nuevo.]
Te dije aquí que no quería estar a merced de nadie. [Te dijo tantas cosas, maldición. Abrió su corazón contigo como con ningún otro.] Te dije cuánto odiaba eso. Y todo este tiempo, incluso sabiendo eso, preferiste continuar con esta mentira. [Se le quiebra apenitas la voz. Se siente incluso más traicionada que en su mundo, de alguna forma.]