Muchas cosas elegantes no son más que tonterías sobrevaloradas. [Pretensiones para que cierto grupo de gente se pavonee.]
Y hay docenas de refinados elegantes que podría buscar, en los que no tengo interés alguno. Se confunden entre sí. [Muñequitos de torta, amoldados a su rol en la vida.] A ti puedo reconocerte en una multitud.