[Pone su mano sobre la que tienes en tu espada, para que la bajes, su voz sonando suave, maravillada]
No, Nico, está... está bien.
[No es el momento. Oh, dios, sabe que no es el momento, pero no puede evitar sonreír. La mujer tiene lágrimas en los ojos. El hombre luce algo apenado pero sonriente.
La voz le suena algo ahogada pero feliz]
Nico di Angelo, ¿me permitirías presentarte a mis padres? Betsy y Ned Owens.