[Asiente, y luego baja una de sus manos a tomar la tuya donde estaba el reloj, mirando la palma. Y el alivio de ver que ya no tienes nada le dura... cinco segundos, en lo que es reemplazado por una furia AÚN PEOR.
Porque no es sólo que moriste. No es sólo que alguien más te mató. Es que fuiste sólo una muerte más. Nada especial. Sólo parte de un capricho. Y eso lo hace querer matar gente.]