[Tus manos sobre las suyas la hacen dudar un instante, haciéndolo evidente en la forma que sus dedos se clavan un poco más en tus mejillas, temblorosos.] Vanitas... tengo miedo.
[Le pones más difícil la idea de separarse, de solamente huir de ahí y dejarte solo. Pero escuchar los sonidos guturales y gruñidos de otros vampiros rodeando el lugar la ponen alerta de que no puede seguir quedándose ahí.]