... No. [Imagina que no. Puede que su expresión se suavice apenas.]
No estoy diciendo que tengan que serlo. Y tampoco estoy diciendo que tengas que decírmelas. Pero... dios, Kim, llevamos viviendo en la misma casa y durmiendo en la misma cama por casi dos meses. Es estúpido que sepa los crímenes de guerra que cometes cuando te preparas un té, o que aparentemente te has memorizado todo Shakespeare, y no... quién eres, qué estás pensando, o cómo ayudarte cuando no estás bien.
Mi punto es, si quieres que te conozca, déjame. Si no... prefiero que me lo digas.