[De todas formas, no le agrada pensar que pudieras tener un retroceso. Recuerda los esfuerzos que tuvo que hacer para que no siguieras retrayéndote en ti mismo. Y, tal vez, tampoco quiere que estés triste.]
Te escuché. [Lleva una mano a tu hombro de nuevo, despacio, ahora que te tiene de frente.] Pero, ¿la quieres?