[Hace una pequeña mueca en lo que intenta detener el sollozo, pero tu amabilidad hace que se le dificulte un poco más.] Siempre es mi culpa, porque no soy lo suficientemente fuerte.
[Aprieta un poco sus dedos con los tuyos y al final termina estirando su otro brazo para rodear tu cuello y abrazarse de ti. Solamente necesita un lugar donde esconderse.] Dame solo un momento, Noé.