[Se tensa brevemente cuando haces eso, pero se obliga a relajarse. Y cuando baja la mirada a tu mano, termina de confirmar sus sospechas. Así que habla con el tono más tranquilo que sabe.]
Creo que tienes fiebre. [Le da un tironcito a su mano como para que lo sueltes.] Déjame vestirme un poco y hablaremos de esto.