[Avienta el cofre lejos de ambos cuando parece surtir efecto. Mira a otro lado, su voz amarga y muestra un poco de ese enojo reprimido que siempre suele tener.] A diferencia tuya, desde niño he sido un llorón y débil, pero siempre he podido ver a los demonios y nunca pude vivir en ignorancia de nuestras circunstancias. Cuando padre Fujimoto me ofreció entrenarme, acepté porque quería ser como tú...